Un robot de cocina autónomo 100%, que lo haga todo él sin necesidad de estar encima, de pesar o de añadir ingredientes siquiera… ¡Es el sueño de todo responsable de su cocina!
Todos lo hemos visto en alguna película futurista, o en algún reportaje real sobre robótica experimental y avanzada, y parece que lo que hace unos años podía ser sólo un sueño, una quimera, una escena de ciencia ficción, cada día tiene más visos de convertirse en realidad. Pero tal vez deberíamos dejar claro qué se puede considerar como un robot de cocina que cocina solo, sin ayuda.
Si nos ponemos estrictos, «cocinar solo» en un robot de cocina significaría no necesitar absolutamente ninguna ayuda por parte de un ser humano. Es decir, seleccionar los ingredientes por su cuenta, coger los accesorios necesarios para hacer la comida, y ponerse a cocinar. Esa humanización de la máquina, del robot, sólo la hemos conocido en proyectos aún experimentales como el robot de cocina con brazos, de nombre Moley, capaz de hacer todo lo que acabamos de decir y más: limpiar los cacharros una vez terminada la faena, limpiar la cocina, etc. Lo que hace Moley es lo más parecido que hemos visto en un robot de cocina a cocinar solo, sin ayuda alguna, pero este tipo de robots de cocina tienen un coste elevadísimo, e implican adaptar toda la cocina y parte de la infraestructura de la casa para que puedan hacer sus cosas.
El anhelo de conseguir la máxima autonomía en un robot de cocina, ha sido, desde el inicio de los robots de cocina, la máxima aspiración de los fabricantes. En un principio, con el nacimiento de los primeros electrodomésticos para cocina, se consideraba robot de cocina a aparatos como las batidoras o las amasadoras mecanizadas, que permitían sustituir la energía humana y el movimiento de nuestros brazos, por el de un aparato eléctrico. Sin más.
El siguiente paso tiene lugar con el nacimiento de la primera Thermomix en los años 60 del pasado siglo XX, el robot de cocina que revoluciona verdaderamente el concepto de asistencia mecanizada en la cocina. La Thermomix representa la unión de la capacidad de procesar alimentos y cocinar desde un mismo aparato, que pervive en todos los robots de cocina de nuestros días. A esto, muchas personas lo llaman cocinar solo, pero obviamente, se trata de una ayuda con la que se consigue reducir el número de utensilios empleados, ensuciar menos, y reducir tiempos, y una vez que algunas elaboraciones están lanzadas, se consigue también ahorrar tiempo, al no ser necesario permanecer delante del robot de cocina.
Cuando un robot de cocina es capaz de ajustar la temperatura y la velocidad de remover durante el proceso de cocinado en función de lo que se necesite, después de haber ido nosotros añadiendo los ingredientes que éste nos haya pedido, teniendo en cuenta la capacidad de programar el inicio del proceso de cocinado, y de contar también con programas de mantener calientes las comidas; podemos decir que se trata de un robot de cocina autónomo que cocina solo. O, al menos, es la máxima aspiración para cualquiera que no pueda permitirse comprar el robot de cocina Moley.
De los robots de cocina actuales, a nuestro juicio, los que nos proporcionan un mayor nivel de automatismo son los modelos con recetas almacenadas (actualizables vía WiFi) que nos proponen un sistema de cocinado paso a paso. Si además disponen de una pantalla táctil a color, con la información bien clara y detallada, la cocina con el robot de cocina se convierte casi en un juego de niños. Pero tendremos que estar presentes, al menos, hasta que hayamos añadido todos los ingredientes y comience el proceso de cocinado final. Es lo que nos encontramos en los modelos de robots de cocina de gama alta: la propia Thermomix, el Moulinex i-Companion Touch XL, el robot de cocina Magimix, el robot de cocina Lidl, etc.
Esto mismo, pero sin la capacidad de procesar los alimentos, es lo que conseguimos con las ollas programables; es decir, añadir los ingredientes, seleccionar un tipo de elaboración o receta concreta, y marcar una hora para el comienzo del proceso. De esta forma, cuando llegamos a casa del trabajo, nos podemos encontrar con la comida hecha. Pero esto no se puede hacer con todas las recetas. En la mayoría de los casos, necesitaremos estar al menos durante del proceso delante, para ir añadiendo ingredientes cuando vaya tocando. ¿Podemos hablar en estos casos de robots de cocina que cocinan solos?
Como decíamos al inicio, todo depende del nivel de autonomía en el que estemos pensando, pero si lo que queremos es no tener que pensar en nada, ni en comprar los ingredientes siquiera, por encima del bueno de Moley, que vale su precio en oro, está la posibilidad de contratar a una persona que venga a cocinar a nuestra casa, ¿no te parece? No es un robot, pero eso sería lo más parecido a no tener que cocinar, sin prescindir de comer rico y saludable todos los días.
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